La Calefacción
Instalaciones de calefacción
Básicamente, una instalación de calefacción actual tiene tres partes:
Un sistema de producción de calor, que puede ser una caldera de combustible, un sistema de resistencias eléctricas, o aprovechamiento de energía calorífica natural o residual.
Un sistema de reparto, mediante conductos por los que circula un caloportador, normalmente agua o aire.
Un sistema de emisión, por medio de elementos terminales (radiadores, paramentos radiantes, rejillas de impulsion para aire,…)
Producción de calor
Caldera central de combustible sólido
Según la extensión de la instalación hay dos tipos: centralizadas y locales o unitarias. En el primero, se produce el calor en un lugar y se reparte mediante conducciones hacia los locales que hay que calentar. En el segundo, un solo aparato produce el calor y lo emite en un local.
Por combustibles
En la instalación centralizada, el calentamiento más lógico y más económico es una caldera de combustible sólido, líquido o gaseoso. Los inconvenientes del fuego y del aire para la combustión están limitados porque esta caldera se sitúa en un local específico.
Las calderas de combustible sólido se diferencian de las demás porque su combustión es continua, es decir, una vez que se encienden, solamente se apagan cuando se acaba el combustible (o se corta completamente la entrada de aire). La regulación de la potencia se hace variando la entrada del aire. Actualmente se tiende a prohibir el uso del carbón, por ser el combustible que más cantidad de CO2 produce por unidad de calor,8 sin embargo se usan calderas con pellas de madera como combustible.
Como combustible líquido el único en uso normal es el gasóleo. Los gaseosos son de dos tipos principales: gas natural y gases licuados de petróleo (butano y propano). Las calderas funcionan con un quemador acoplado que, mediante un ventilador, hacen la mezcla de aire y combustible adecuada, y se quema en el hogar. Tanto con líquidos como con gaseosos, el funcionamiento de las calderas es intermitente, es decir la regulación de la potencia se hace poniendo en marcha y parando el quemador. Hay quemadores llamados modulantes que varían la potencia de la llama en función de la demanda.